Los expertos de la revista británica the Economist han compilado una nueva clasificación de amenazas a la economía mundial. En el informe se indica que las perspectivas de la economía mundial están empeorando. Los expertos de the Economist creen que en 2019 su tasa de crecimiento disminuirá al 2,8% (en 2018, el crecimiento fue del 2,9%) y en 2020 al 2,6%.
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En realidad, la tasa de crecimiento puede ser menor que la prevista, advierte the Economist. Según los compiladores de la clasificación, la realización de varios escenarios de riesgo puede llevar a tal resultado.
Junto con la creciente incertidumbre geopolítica, existen serias vulnerabilidades en las economías más grandes, incluida una carga importante de deuda en China, Estados Unidos e Italia, así como en los mercados emergentes . En el caso de una mala gestión, estas debilidades pueden aumentar significativamente la recesión, enfriando la economía mundial.
La mayor amenaza a la economía mundial, según los expertos de la revista, es la posibilidad de que el conflicto entre los Estados Unidos y China se convierta en una guerra comercial a gran escala. Los expertos de the Economist han señalado que el riesgo de este resultado es moderado (15 puntos de intensidad de riesgo) y que el resultado tendrá consecuencias muy graves. Según los autores, las negociaciones en curso entre las autoridades de los Estados Unidos y China infundir la esperanza de un acuerdo que evite la escalada del conflicto. Sin embargo, señala the Economist, incluso en el caso de un acuerdo, los riesgos se mantendrán, ya que cualquier acuerdo no podrá obligar a China a tal reforma de la balanza comercial que los Estados Unidos están buscando.
También existe el riesgo de que los conflictos comerciales se agraven en los próximos años en otros frentes, lo que reducirá el volumen del comercio mundial, lo que tendrá un impacto importante en la inflación, el sentimiento empresarial, el sentimiento del consumidor y, en última instancia, el crecimiento económico mundial.
Los expertos de the Economist señalan que la introducción de tasas de importación a gran escala por parte de algunos países y la concesión de subvenciones a los productores locales para luchar contra el proteccionismo internacional pueden ser un motivo para poner en marcha un escenario de riesgo.
Según el pronóstico básico de the Economist, en los próximos dos años, la economía de los Estados Unidos evitará una recesión devastadora, aunque el crecimiento del PIB del país disminuirá en 2019 a 2,3% y en 2020 a 1,5%. Sin embargo, los expertos advierten que la recesión puede ser mucho más fuerte debido a la vulnerabilidad del sector financiero de los Estados Unidos.
La desaceleración de la economía de los Estados Unidos, según los expertos, puede conducir a un aumento en el número de empresas que reducen las inversiones y el número de empleados y, al mismo tiempo, tienen dificultades para pagar la deuda, así como para reevaluar sus calificaciones, lo que impulsará a los inversores a reducir las inversiones. La implementación de este escenario agravará significativamente la desaceleración de la economía mundial, ya que muchos países se verán afectados por la caída de la demanda de sus productos en los Estados Unidos y el debilitamiento del flujo de inversión.
Los expertos de the Economist señalan que en 2018 las economías de muchos países en desarrollo se vieron afectadas por las crisis monetarias, y en 2019 la situación podría empeorar. El Inicio de una crisis en gran escala en los mercados emergentes puede crear nuevas dificultades en los Estados cuyas economías ya son inestables debido a sus propios problemas y a la escalada de la guerra comercial entre los Estados Unidos y China, así como a la salida de los inversores extranjeros debido al aumento de las crisis de divisas en Argentina y Turquía en crisis bancarias a gran escala en el contexto del aumento del valor de los préstamos en moneda extranjera.
En este escenario, la salida de capital de los países en desarrollo puede ser más indiscriminada y grave, lo que obligará a los países con desequilibrios externos a tomar medidas dolorosas y los más vulnerables se encontrarán en una crisis profunda. El PIB de los mercados emergentes caerá drásticamente, lo que también afectará a la economía mundial.
La probabilidad de colapso de la economía de la República popular China (en 2018, su PIB, según estimaciones preliminares, aumentó un 6,6%, lo que fue el peor resultado en 28 años) los expertos de the Economist consideran improbable. Sin embargo, no excluyen que las autoridades chinas, al tomar medidas para apoyar la economía de la República en el conflicto comercial con los Estados Unidos, puedan cometer un error. El lugar más vulnerable de la economía de la República popular China en the Economist es el volumen de préstamos internos que supera el 230% del PIB.
Si las autoridades chinas no pueden evitar la "espiral económica descendente", esto reducirá drásticamente los precios mundiales de las materias primas, especialmente los metales, lo que afectará a los países de América Latina, Oriente Medio y África.
Teniendo en cuenta la creciente dependencia de los productores y minoristas occidentales de la demanda en China y otros mercados emergentes, el colapso del crecimiento [económico] en China tendrá graves consecuencias globales, mucho más grandes de lo que hubiera ocurrido en décadas anteriores.
La buena noticia para España es que la mayor parte de las crisis de deuda suelen empezar por los pasivos de las empresas privadas, que precisamente en este caso se han reducido durante la crisis. La mala, no obstante, es que con un deuda pública que roza el 100% del PIB y un déficit estructural que no se acaba de reducir, el Gobierno tendría muy pocos instrumentos para plantar cara a una crisis financiera, aunque esta se originara en el exterior.
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El gran problema de la deuda es que, además, está ligada a un cóctel de factores que puede estallar este año, como es el caso de las tensiones comerciales mundiales, el frenazo de la demanda china o el auge del populismo en Europa. Por un lado, la escalada en la guerra comercial desatada por Estados Unidos amenaza con golpear el crecimiento en todo el mundo, lo que haría más difícil de sostener el endeudamiento. Por otro, la menor demanda china supone un mazazo para las cuentas de las empresas de todo el mundo y redundará en un menor avance de los países emergentes, lo que podría provocar una ola de impagos, dañando las finanzas bancarias y haciéndo el sistema financiero más vulnerable. Por último, el auge de los partidos populistas complicaría enormemente la corrección del déficit, tal como sucede en buena parte de Europa.
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